O Sel Ling es un centro budista clavado en La Alpujarra de Granada y fundado en 1980 por los lamas tibetanos Yeshé y Rimpoché, que pensaron que este rincón escarpado favorecía la búsqueda interior.
El Dalai Lama llegó en 1982, vio estas vaguadas áridas, las montañas encadenadas y el paisaje agreste, y le impresionaron las semejanzas con su añorado Tíbet. Tras un breve descanso y meditaciones en este santuario salvaje de la naturaleza, lo bautizó como O Sel Ling: Lugar de la Luz Clara.
O Sel Ling es un centro budista clavado en La Alpujarra de Granada y fundado en 1980 por los lamas tibetanos Yeshé y Rimpoché. Yeshé había creado años antes la Fundación para la Preservación de la Tradición Mahayana (FPMT), que hoy tiene más de un centenar de centros budistas por todo el mundo. Pero O Sel Ling, debido a su aislamiento, es uno de los más característicos.
Desde Órgiva, la carretera de asfalto serpentea y a la altura de Soportújar un cartel anuncia el desvío. A partir de aquí un camino de tierra y piedras trepa por las montañas, al filo de un barranco, hasta alcanzar los 1.600 metros de altitud. Tras seis kilómetros de pista forestal, se ven las primeras banderas budistas de oración ondeando al viento. Al cruzar el portón de acceso, unos molinillos y una gran rueda de oraciones dan la bienvenida al visitante, que puede caminar por una maraña de senderos de tierra que conectan los diferentes símbolos y monumentos budistas.
ESTANQUE DE LOTOS
Desde la rueda de oración hasta la estupa -que simboliza los cinco elementos – o el buda de la medicina, instalado en el año 2012 y que vigila el inmenso barranco de Poqueira, este mapa de instalaciones nos traslada en el espacio y el tiempo: desde esta amplia atalaya es imposible pensar que nos encontramos en la falda sur de Sierra Nevada.
Continuando el ascenso por el sendero, nos encontramos con la estatua de Tara, clavada en mitad de un estanque de lotos. Alrededor hay bancos, árboles y una pradera que invitan al paseo y la meditación, algo a lo que acuden -a cuentagotas- paseantes.
Porque a pesar de que el trayecto hasta llegar a O Sel Ling sea tortuoso y el frío empieza apretar al atardecer, en este pequeño reino budista todo invita a la meditación. Eso sí, en toda la extensión nos encontramos con continuas advertencias de pasos restringido: están reservados a quienes vienen aquí a apartarse del mundo una temporada.
LUGAR DE RETIRO
Entre las amplias vaguadas de O Sel Ling, que limita con el Parque Nacional de Sierra Nevada, hay diseminadas diez casitas de piedras y pizarra. Son sencillas, con apenas una estufa, una cama y un asiento, y están destinadas a meditadores de todo el mundo que vienen aquí para desconectar durante semanas, meses o años. La sencillez de las construcciones busca evitar distracciones.
De hecho, antes de emprender un retiro de larga duración, los aspirantes tienen que pasar una entrevista personal que da fe si la persona está preparada para soportar una temporada en soledad. Si el retiro dura más seis meses, entonces un maestro debe avalar al aspirante. Luego, durante el retiro, el centro se encarga de proporcionar una cesta con las tres comidas diarias para que los meditadores solo se preocupen de su trabajo interior.
Por los senderos y terrenos de O Sel Ling se ven monjes y monjas color azafrán caminando, pero también hay personas no ordenadas budistas que han encontrado en este lugar recóndito su lugar de desconexión con el mundo.
Entre las amplias instalaciones también hay un centro de visitantes de piedra con una sala de meditación, una nutrida biblioteca con abundante material espiritual y una tienda con libros, inciensos y objetos de culto budistas. Además de un lugar de extensos retiros (hay quienes llevan años aquí), O Sel Ling es un centro que ofrece talleres, conferencias y cursos más breves.
LA ALPUJARRA
El lama Yeshé, además de uno de los fundadores del centro y principal difusor del budismo en Occidente, murió en Los Ángeles en 1984. Al año siguiente, en la vecina población de Bubión, se creyó que habían encontrado su reencarnación. Fue entonces cuando Osel Torres se convirtió en objeto de devoción y su fama circuló por todo el mundo.
Osel fue llevado a un monasterio budista en la India, donde creció bajo el duro régimen de la cultura oriental y fue recibido en audiencia por el Dalai Lama. Y aunque dejó el monasterio a los 18 años y se quitó la túnica azafrán, no abandonó su compromiso espiritual. Recientemente, regresó a O Sel Ling a compartir enseñanzas y experiencias.
Sala de meditación.
El último proyecto del centro budista, que se mantiene en gran medida a donaciones y aportaciones altruistas, ha sido la construcción de un convento de monjas que está encajado en un talud. Las vistas del valle, donde se asoman pueblos como Pampaneira, Bubión y Capileira, estremecen.
Si La Alpujarra lleva décadas atrayendo extranjeros, estas lomas de banderas coloridas y un silencio solo interrumpido por el lejano balido de ovejas, han pasado a ser refugio de cientos de buscadores de sí mismos. Un lugar entre el pico Mulhacén y un horizonte en el que alcanza a verse el mar.
Titulo encabezado escrito por Arya Saya Kunsal Kassapa, texto articulo Diego Cobo periodico El Mundo, 17 de Mayo 2019